El impresionante camino de Reutemann hacia la F1 -nota 4-

Pasada la era de "Almendra", nada enojaba más a Luis Alberto Spinetta en sus recitales que el grito desaforado del fanático pidiéndole "-¡Cantá, "Muchacha!". Para Palito Ortega era absolutamente común cantar "La felicidad" o para Sandro, "Rosa, rosa", en todas y cada una de sus presentaciones. Se hicieron archifamosos, célebres, súper millonarios e influyentes, haciéndolo. Aunque jamás consumaron el arte musical al nivel que lo hizo "el Flaco", que ni siquiera se repetía en sus actuaciones con la soberbia "Cantata de los puentes amarillos".

Tampoco lo llegaron a hacerlo en el automovilismo un grupo de enormes pilotos argentinos que eligieron la gloria a mano y redituable del Turismo Carretera frente a la tentación de apretar los dientes y entrar a "plata o m..." a la curva que hay que hacer a fondo para llegar a manejar el mejor auto de carreras del mundo. ¿O acaso, no es esa la apuesta del que se consagra en la búsqueda de la F1 y la que parecía ya tener en mente nuestro joven Reutemann?

"Un día, en este mismo escritorio -cuenta Américo Grossi-, le pregunté a Lole qué quería hacer de su futuro. O elegía salir en la tapa de "El Gráfico", ganar más plata que siguiendo una trayectoria lógica y vanagloriarse con fama y popularidad o ser un profesional serio, responsable, respetado y con futuro importante. Le expliqué las contras de la popularidad, la forma en que se malgastan y deterioran los hombres corriendo en TC. Había que canalizarlo y él supo elegir cuando llegó el momento. Ya hacía tiempo que pensaba en Europa como algo inalcanzable, sin embargo yo sabía que no era así. Existía la posibilidad si hacía las cosas bien, con un plan prefijado y sin marearse. Su mente estaba en la Fórmula Uno, leía cuanta revista pasaba por sus manos. Autos carreras, equipos, constructores, personajes, todo lo tenía en su cabeza, así como el libro de Piero Taruffi, que lo sabía de memoria."

Y los hechos -mirados desde lejos- nos confirman esta idea. Reutemann, a un año y medio de su debut, ya había conseguido que un equipo armado para correr el Gran Premio de Turismo Mejorado, dispute tode el campeonato, lo gane, le compre un auto de fórmula y lo ponga a correr sabiendo que no ganará pero pensando en que él se entrene y se desarrolle.

En 1967, el rubio de Manucho pagará con creces la apuesta y el favor. Si las carreras ganadas y los campeonatos eran "oro en polvo" para los vendedores de autos, podrían los de la Fiat de Santa Fe contarlo a manos llenas, esa temporada, porque el "Lole" ganó siete carreras, repitió el Campeonato Argentino de Turismo Mejorado y coronó otra gran actuación con el De Tomaso-Fiat saliendo 6° en las "500 Millas Argentinas", en el óvalo de Rafaela.

En TM tuvo un comienzo de campeonato torcido, abandonando enseguida los "500 Kilómetros de Capilla del Monte" en Córdoba y en la mitad de la prueba en "Lobos", cuando buscaba la victoria. El "Chino" Eduardo Rodríguez Canedo y Roberto Pachelo -debutando-, anotaron sendas victorias para "Fiat Alvear" en ambas carreras, poniendo de manifiesto el interés que el gran equipo capitalino tenía en el campeonato.

Aunque, Reutemann responderá por su escudería con una seguidilla impactante: 2° en la Vuelta del Noroeste; 1° en Rafaela; 1° en Paraná; 2° en La Cumbre; 1° en Concordia; 1° en Las Perdices -Cba-; 1° en Bahía Blanca; y 1° en el Chaco.

Tras ese "rush", victorioso, abandonó en Villa Allende; fue 1° en Zárate; abandonó en el Gran Premio; y fue 3° en la Mar del Plata-Miramar para consagrarse campeón por segundo año consecutivo. Corrió todo el calendario con la berlina Fiat 1500 y en las dos últimas, estrenó la famosa cupé "Vignale".

El Gran Premio Internacional de Turismo 1967 le quedó atragantado como el primer revés importante de su carrera. Abandonó en la última etapa, cuando lo tenía prácticamente ganado. ¿Lo repasamos?

La gran carrera argentina de coches de serie era ya una tentación para nacionales e internacionales. Ese año, el polaco ex-Mercedes, Sobieslaw Sazada, venía a buscar la victoria y la gloria para el Porsche 911. Más de cuatrocientos autos largaban la competencia, cada año.

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En la clase de Reutemann -la "B"- el auto a vencer era el Lancia Fulvia oficial que la casa italiana ponía en manos de Juan Manuel Bordeu, Oscar "Cacho" Fangio y el italiano Carlo Facetti. El piloto de los Grossi se había incorporado al equipo oficial -Escudería Concesionarios- con su nueva cupé Fiat 1500 y terminaba la Primera Etapa en Carlos Paz, 2° a 38" segundos de "Maneco", cruzando Calamuchita en un día lluvioso.

En la Segunda Etapa, volvería a brillar. Según los datos de la cátedra el Lole -que había subido a espiar cómo estaba el camino el día anterior, mientras los demás descansaban- puso el mejor crono en la trepada hasta "El Cóndor", después del de Zasada que con el Porsche le bajaba en 3" segundos el récord que había dejado puesto la sueca Ewy Rosqvit con el Mercedes, en el ''62. Fangio y el Fulvia ganaron la jornada en San Juan, dejando atrás a Francisco Mayorga -con la berlina Fiat oficial- y a Carlos con su cupé, que en la general se colocaba detrás de "Cacho" y delante de su compañero "Paco".

La rigurosa Tercera Etapa fue para Reutemann. Los Lancia -tracción delantera- comenzaron a aflojar y los Fiat oficiales luego del cambio de cigüeñales realizado en San Juan -previsto como servicio- aceleraron a fondo por los impresionantes desiertos cuyanos, el Huaco, la "Cuesta de Miranda", Puerto Alegre, Nonogasta, Chumbicha, para llegar primeros a Catamarca. Reutemann ganó el día y capturó la punta de la general de la clase, con Mayorga detrás a 3''59". Viajaban juntos, hacían la carrera en equipo, 3° estaba Scamuffo a 11''42" y el Fulvia de Fangio 4° 13''44".

En la Cuarta Etapa, funcionando siempre como equipo, Mayorga a 30" segundos y Reutemann a 1'' minuto, escoltaron al Lancia de Bordeu que corrigió los problemas que le retrasaron en la carrera para ganar el parcial. Reutemann mandaba en la general de la división sobre su compañero "Paco" por 3''29" y Fangio era 3° a 29''18". Al día siguiente, solo había que llegar a Junín para rematar la tarea.

Una crónica especializada del día escribía que la carrera estaba sentenciada para: "...Reutemann que, por lo menos hasta el momento, parece haber cortado "la mufa" que lo acompañaba en los Grandes Premios. Vimos "sufrir" a los integrantes del equipo Grossi durante todas las etapas y, a esta altura, no sería sino justicia que su "pollo" recibiera la bandera a cuadros en Junín" .

A la misma revista Automundo, el Lole le confesaba en Alta Gracia -donde finalizó la Etapa 4-: "La carrera tendría que tener siete etapas, para eliminar la última. Nunca pude terminar un Gran Premio y ganarlo sería cumplir mi sueño dorado. Pero no quiero ni pensar en la última etapa." ¿Premonitorio?

Reutemann no llegó nunca a Junín. Su carrera se terminó en Villa María -Córdoba- a un poco más de 400 kilómetros de la meta cuando se cortó el cigüenal de su cupé. No fue descuido, Lole la llevaba a 4.000 r.p.m. , 2.000 por debajo del régimen de carrera. No hubo nada que hacer.

Su compañero, Francisco Mayorga, estuvo a punto de no hacerlo, tampoco, pero lo logró y ganó la carrera con solo 2''48" de ventaja a un Osvaldo "Cocho" López que con el muletto de los Lancia recuperó de atrás en el final. 

Fue la primera gran frustración de la carrera de Carlos Alberto Reutemann. Digna del "¡Quémelo, Linares!", como el que Charly Menditeguy expresó cuando perdió el GP de Turismo Carretera con su cupé rota a 14 kilómetros de la llegada en Arrecifes.

"El Fiat 1500 Coupé es un auto magnifico -decía Reutemann, en un reportaje posterior-. Tiene casi todo lo que se puede pedir de un vehículo para correr. En la montaña me asombró por lo fácil de maniobrar que resulta con el diferencial "isotorque" y con una dirección realmente buena. Si a eso le sumamos frenos eficientes, más de 100 HP y una caja que es una maravilla, aún en manos de un conductor mediocre, tenemos casi un Fórmula 3. El Gran Premio se me quedó atragantado. No es porque Mayorga no lo mereciera; él anduvo muy bien en todas las etapas y creo que mereció el triunfo. Pero quedarse en la última etapa resulta algo realmente increíble. Lo lamentable es que resulta muy difícil ganar una carrera como ésta donde corre tanta gente y la mayoría anda bien. Todo eso ya pasó y el logro del Campeonato Argentino también me reconfortó bastante", concluía la declaración sentida del santafesino.

Su año ''67 también tuvo acción en monoposto con el F1 De Tomaso-Fiat. Corrió en Sunchales, Rosario y Rafaela. "No puedo hacer mucho con 108 caballos", reconocía Lole, cuyo auto era -en realidad- un F2. "Si se hiciera la subdivisión de categorías, entonces, sí..." expresaba. Era lo que él y el equipo de los hermanos Grossi esperaban que sucediera, que se creara la M.A.F2. 

Pero no sucedería. También, su nombre se comenzaba a manejar en las barajas de los equipos importantes del Turismo Carretera para 1968.

La idea de la fórmula era la que más le seducía a su búsqueda de lo supremo del arte que profesaba. 

Pero debería ser paciente, constante, disciplinado y aplicarse en el desarrollo de la técnica más apropiado que -sin duda- solo podría lograr con un monoplaza. 

Los mejores autos del mundo -los F1- son igual de escasos que los "Stradivarius". En ambos casos, sus dueños solo los entregan a quienes demuestran ser verdaderamente capaces de ejecutarlos.

Tentado desde el TC -lo querían Chrysler y Ford-, como la Fórmula 2 aún no se reglamenta, "Lole" le pondrá un paréntesis a su verdadero sueño en el '68. 

Pero todo eso, se lo vamos a contar en nuestra próxima entrega del camino de Reutemann hacia la F1.

Cadena 3 Motor, fuentes: miniauto, "sin mordaza", carburando, autodeporte, "7up y nuestros ídolos", revista automundo, granpremioonline, wikipedia, el litoral, carlos-reutemann.com.ar, revista corsa, wikipedia y Alejandro de Brito/@Jadb1